Bermejo como síntoma

¡Nos hemos librado de Bermejo! Uno de los políticos más boquirrotos, sectarios, inútiles, despilfarradores y fantasmas de los últimos cincuenta años, ha dejado el ministerio. Es llamativo que no le cesaran por su manifiesta incompetencia, multiplicando el caos de la Justicia. O por sus despilfarros, como el del celebre «pisito» oficial en el que gastó 250.000 euros de nuestro dinero para caprichos de tonto de diseño. O por sus llamamientos guerracivilistas,  llamando al exterminio de los adversarios.

No, no le han cesado. Le han permitido la «dimisión inducida», tras conseguir la primera huelga de jueces de la historia de España, tras destaparse sus «intimidades» con algún magistrado, empeñado en hacerle la campaña electoral al partido del gobierno o su desprecios de la legalidad , imitando al consejero franquista (lo que es realmente, en el fondo) de la «Escopeta nacional».

Pero Bermejo es el síntoma de tantos de nuestros ministros en un gobierno incapaz de resolver problemas, dedicado a perseguir a los opositores, a hacerse propaganda y contribuir al despilfarro con el dinero de todos los españoles.

O ¿no son equiparables en inutilidad Bermejo y Solbes, Magdalena Alvarez o el propio Zapatero?