En el Teatro Auditorio de la Casa de Campo de Madrid) nació ayer Unión, Progreso y Democracia, el partido encabezado por Rosa Díez y apadrinado por sorpresa en esta «puesta de largo» por Mario Vargas Llosa. En primera fila, Mikel Buesa y Carlos Martínez Gorriarán, otros «primeros espadas» de UPD, y, como testigo, el líder de Ciutadans y diputado en el Parlamento de Cataluña, Albert Rivera. También se sumó a la convocatoria el escultor y pintor Agustín Ibarrola, baluarte de la defensa de la libertad en el País Vasco, según la crónica de Blanca Torquemada.
El peso de Vargas Llosa como referente intelectual y como autoridad moral en defensa de los valores democráticos dio una pátina lustrosa a este primer gran acto público de UPD, en el que ya de entrada no faltaron el brillo dialéctico ni el acierto escenográfico con las intervenciones de Fernando Savater, filósofo de cercanías, y de Albert Boadella, el juglar lúcido y siempre dispuesto a sacudir conciencias. Como único decorado, las banderas de España y de Europa, en una penumbra en la que el cañón de los focos sólo apuntaba al orador.
En un recinto abarrotado (no pocos ciudadanos tuvieron que quedarse fuera), Vargas Llosa explicó el porqué de su respaldo a Unión Progreso y Democracia. Tras expresar su plena identificación con los avatares de España («mi segunda patria»), argumentó que para apoyar al nuevo partido bastarían su afecto y admiración hacia sus impulsores por el «coraje y consecuencia con el que se han enfrentado al terrorismo etarra», pero añadió que existen otras razones: “Conocí en 1958 un país subdesarrollado y bajo una dictadura, y hoy es, gracias a aquel éxito, una democracia moderna y funcional». Lo único que «conspira contra esa evolución admirable» son, en opinión del escritor, «los nacionalismos periféricos». Y ante esa rémora, opinó, «la variable del socialismo que representa el Gobierno actual ha dejado de ejercer como dique de contención del nacionalismo identitario y destructor, para gran desilusión de muchos españoles». Así,situó la oferta de UPD como guiño a esa izquierda desencantada. También advirtió que las conquistas democráticas son frágiles «y pueden desplomarse, con la vuelta del autoritarismo». Por ello adujo que si la nueva formación «prospera y crece, será fundamental para la España plural, democrática y en libertad».
Las palabras de Vargas Llosa dieron paso, como colofón del acto, a las de Rosa Díez, quien se empleó con especial contundencia contra la reacción del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, después del anuncio de referéndum en el País Vasco: «¿Qué es eso de que le escuchará -lanzó al auditorio- y de que Ibarretxe tendrá que escucharle a él, con la coletilla de que lo que se haga se hará dentro de la ley? . Lo que tenía que decir es «no permitiré que ese referéndum se celebre, y punto»».
Díez dijo que el partido nace de la necesidad de «coger por la solapa a quienes tienen la obligación y la responsabilidad de velar por las libertades de todos y por el Estado de Derecho, y no lo hacen». Consideró que estamos en un «nivel de degradación del orden constitucional serio y preocupante» en el que «se quiebra el orden y se quiebran sus símbolos. La bandera de España es nuestra bandera y representa nuestros derechos. Es además la que he visto envolviendo demasiados féretros, los de gente que ha dado su vida por nuestra libertad». Por eso, aseguró, «este partido defenderá sin complejos ni hipotecas lo que es de todos».
Adujo igualmente que «». También abogó por que el Estado recupere las competencias en materia de Educación y, sobre su propuesta de reforma de la Ley Electoral, habló de una corrección de sus mecanismos de representatividad «para que el voto de 400.000 ciudadanos en una autonomía no pese más que el de varios millones en toda España».