PPardillos

Una monja nunca puede ganar a un grupo de cuatreros sin escrúpulos, dispuestos a lo que sea por seguir montados en la silla. Por más que algunas peliculas cuenten lo contrario, es imprescindible saber con quién te estás midiendo en cualquier faceta de la vida.
Mucho más, en una política como la española donde tenemos un gobierno (y el partido que lo respalda) capaz de detener a ciudadanos bajo los focos de las televisiones, de montar causas y escándalos que arruinan sus famas y sus fortunas con el único objetivo de destruir al adversario y ocultar las propias verguenzas.
Con el silencio, cobardemente subvencionado, de medios que han dejado también en la cuneta sus lemas de objetividad y periodismo. Con la despreocupación del inmoral por las leyes y la ética, insensible al daño causado, despreciativos por unas leyes del juego que solo cumplen cuando les benefician.
Caiga quien tenga que caer, pague todo el que viole las leyes. Pero incluyamos también en esa partida a los que prevarican, mienten y estafan desde cualquier poder del estado o desde cualquier posición de poder.
Y pidamos a los señores del principal grupo de la oposición que aprendan, de una vez, a reconocer con quién se juegan los cuartos.
Porque, en este teatro de mafiosos y pardillos, perdemos todos los españoles, pendientes del humo, mientras se evaporan miles de puestos de trabajo, se disgrega la nación, nos crecen los chorizos y disminuyen las posibilidades de salir de esta crisis, donde el gobierno solo sabe hacerse fotos y campañas de propaganda.